¡Que no te la
den!
¿Sabias que por ley todos los consumidores tenemos 2 años de garantía al comprar cualquier producto?
¿Alguna vez te has comprado un producto
defectuoso, un móvil que se ha estropeado al mes, o al año de comprarlo sin
ningún motivo aparente?¿Un coche que está más tiempo en el taller que en tu
garage a pesar de tener menos de dos años?¿O te has comprado algo que no ha
servido para lo que te dijeron que servía? Muchas veces no merece la pena
reclamar por el escaso valor del producto, pero otras veces es realmente rentable.
La mayor parte de los consumidores no conoce
los derechos que tiene cuando está comprando un bien de consumo, qué pueden
hacer, qué tienen derecho a reclamar y qué no. Cuando hacemos una compra,
estamos formalizando un contrato, el vendedor está obligado a entregar un
producto conforme a dicho contrato, y responderá de cualquier falta de
conformidad.
Existen dos tipos de garantía, la garantía
legal, de la que responde el vendedor, y la garantía comercial de la que responde
el fabricante. Cuando se te estropea el móvil y vas a la tienda donde lo
compraste a ver que se puede hacer, normalmente te dicen que lo enviarán al
servicio técnico para que lo arreglen, pero ¡qué casualidad! Todos los móviles
que mandan a arreglar tienen humedad, aunque no se haya mojado el móvil, y
entonces no lo cubre la garantía. Lo que ocurre es que el fabricante hace lo
que le da la gana con la garantía, o dice que esta no cubre ciertos supuestos.
Pero la cosa no acaba ahí, debes saber que si quisieras, podrías pedirle al
propio vendedor que te sustituyera el móvil por uno nuevo, o que te lo reparase
corriendo él con los gastos de reparación, debido a la garantía legal que se
impone al vendedor.
Dicho esto, considero de enorme importancia
que los consumidores sepan qué derechos tienen a la hora de reclamar por un
producto defectuoso o que no es acorde al contrato de compra-venta que han
realizado. Así pues, la normativa europea dice que en caso de que haya una
disconformidad en el contrato el consumidor tendrá derecho, en primer lugar, a
la reparación y sustitución del producto, y en caso de que estas dos vías no
fueren posibles podrán reclamar una reducción del precio, o bien optar por
resolver el contrato, es decir, que le devuelvan el dinero.
¿En qué consiste dicha disconformidad con el
contrato? Seguramente estaréis pensando en algún defecto de fábrica, pero hay
más casos. Por ejemplo, si el vendedor te asegura que lo que te está vendiendo
sirve para un determinado uso, pero no es así, entonces se le podría exigir al mismo
la sustitución o la devolución del dinero. En caso de defecto en el producto,
el consumidor tiene hasta 2 años desde la compra para reclamar, siempre y
cuando el defecto sea originario, es decir que existiera con anterioridad a la
compra, manifestándose más tarde, y siempre que el comprador no conociera dicho
defecto en el momento de la compra. En este punto, debe saber el consumidor que
si el defecto se manifiesta dentro de los primeros 6 meses desde la compra,
entonces se dará por hecho que es originario, si se manifiesta después, podría
tener que demostrarlo.
Pues bien, esta normativa ha traído problemas
a diversas empresas. Entre ellas, una de las que más llama la atención es
Apple, demandada recientemente por la OCU, y otras asociaciones de consumidores
en Europa. El motivo es que Apple ha estado vendiendo sus productos en España
con una garantía limitada de un año (eso decían al cliente) presuntamente para
sacar beneficios de su producto
AppleCare con el que se ofrecía al consumidor ampliar dicha garantía a 2
años. El problema es que estaban haciendo pagar un precio al consumidor por un
servicio de reparación al que en realidad tienen derecho gratuitamente según la
regulación vigente en nuestro país y el resto de Europa. En Italia, también se
interpuso una demanda contra la compañía cupertina que le supuso una multa de
1,2 millones de dólares.
Así que ya lo sabéis, queridos lectores, ¡Que
no os la den! Os digan lo que os digan, la Ley siempre queda por encima. No se
trata de reivindicar nada, se trata de saber lo que nos corresponde en calidad
de consumidores para que no nos tomen el pelo.
Roger Osom
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