"No muerdas la
mano que te da de comer"
En las noticias, en los medios, parece que no se habla de
otra cosa: Argentina ha conseguido hacerse con el control de YPF, la filial de
Repsol en el país.
Suena impensable y totalmente contrario al Estado de Derecho
que un Gobierno pueda quedarse con una empresa que has levantado con tu capital
y esfuerzo, así, por las buenas; pero parece que en esta crisis ya no nos queda
nada por ver. Y no es la primera vez que esto ocurre. Esta expropiación tiene
su antecedente más reciente en la expropiación de Aerolíneas del grupo español
Marsans en 2009, o en la nacionalización de los fondos privados en 2008, que
afectó entre otros al fondo Consolidar del BBVA. Ambas en Argentina.
¿Pero, qué repercusiones puede tener para Argentina este
arrebatamiento ilegítimo de empresas españolas?
Nuestro anterior Gobierno, no movió un dedo por evitar esta
clase de injusticias, incluso el Presidente del ejecutivo simpatizaba con los
dirigentes de estos países que después le daban a España la puñalada trapera
nacionalizando empresas españolas. Sin embargo, con esta última expropiación,
se ha puesto el grito en el cielo y Argentina no se va a ir de rositas esta
vez, aunque sólo sea por la mala imagen que ella misma se está creando. Y es
que como ha dicho el Ministro de Asuntos Exteriores, Margallo: el Gobierno
argentino, con su decisión de expropiar YPF, “se ha pegado un tiro en el pie” (algo que parece que está en boga últimamente).
¿Quién va a querer invertir en un país donde el Gobierno puede
quedarse con todo lo que inviertas? Claramente Argentina está mandando un
mensaje de desconfianza a los inversores y empresarios del mundo, que no creo
que le venga bien a su economía. Muestra de ello es el descalabro de YPF en la
sesión de ayer en la bolsa neoyorkina, cuyas acciones cayeron un 18,27%.
Y es que Argentina ha rebasado con creces los límites de la
ingratitud: basta con decir que España es el país extranjero que más invierte
en Argentina, por encima incluso de EEUU o que el Gobierno de Aznar prestó a
Argentina la friolera de mil millones de dólares durante la crisis del
corralito argentino. Ahora España ha demandado a Argentina y tomará las medidas
que sean necesarias para solucionar esto y Antonio Brufao, presidente de la
petrolera Repsol, ha declarado que exigirá una compensación mínima de 18.300
millones de dólares más los daños y perjuicios causados, a través de un
arbitraje internacional. Por el momento, la Comisión Europea ha tachado de ilegal esta expropiación y está estudiando todas las opciones posibles de
represalia.
De momento no sabemos si Argentina saldrá de esta victoriosa,
pero desde luego, esta decisión del Gobierno argentino ha puesto en jaque a
decenas de empresas españolas y europeas que tienen filiales en varios países de
Latinoamérica y se augura una notable pérdida de confianza en ellos. Ya lo dice
el refrán “no muerdas la mano que te da de comer”, y es que el comportamiento
de Argentina podría calificarse como una auténtica traición. Fueron lamentables
las imágenes de ayer en que veíamos a ciudadanos argentinos aplaudiendo a los
ex-ejecutivos españoles que abandonaban la empresa. Desde luego, si los
argentinos piensan que van a sacar algún beneficio de todo esto, están muy
equivocados, porque los beneficios que se saquen de este robo, porque no tiene
otra definición, se repartirán entre unos pocos corruptos que sin duda están
muy interesados en ello, sin importarles las consecuencias que esta decisión
pueda tener para el país .
Tendremos que esperar varios meses para ver como termina todo
esto y si la decisión de Kirchner, en todo caso ilegítima, ha sido acertada o
no.
R. Osom
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