¿Sucios?
¿Traviesos? ¿o simplemente… niños?
Dejemos que los niños se ensucien
Cada vez más, desde hace ya varios años, venimos
observando la aparición de numerosos casos de alergias, intolerancias alimenticias, asma y otros muchos problemas
de salud en niños y adolescentes. Curiosamente, estos casos suelen darse con
mayor frecuencia en ambientes urbanos que en comunidades rurales, y esto no se
produce por casualidad, ni tampoco porque haya más contaminación en las
ciudades, hay otra razón. ¿Cómo se explica esto? Lo que se sospechaba hacía
tiempo, comienza ahora a confirmarse por científicos y especialistas de la
salud: demasiada higiene puede ser dañina a largo plazo. Esto puede resultar
chocante al oírlo, pero es cierto. Todo organismo vivo y especialmente durante
la infancia, necesita aprender a convivir con su entorno por lo que una cierta
exposición a los factores patógenos de su alrededor puede ser beneficiosa para el
niño, ya que de este modo, su organismo creará los anticuerpos necesarios para
combatirlos y construirá unas defensas sólidas y fuertes. Por el contrario, los
niños que crecen absolutamente protegidos de todo tipo de ataque externo
acabarán teniendo unas defensas vulnerables que a la larga terminarán pagando.
No hay que fijarse mucho para darse cuenta de
que los niños hoy en día están tan sobreprotegidos por unos padres paranoicos
que lejos de hacerles un favor a sus hijos, les están jugando una mala pasada
con toda su buena intención. Todos hemos sido niños y hemos recibido broncas de
los mayores por ensuciarnos y hacer cosas poco higiénicas pero que sin saberlo
eran beneficiosas para nosotros: comer arena de los parques, comer caramelos
que se nos han caído al suelo, chupar los cristales de escaparates, restregarnos los ojos con las manos marrones incluso negras de
todo un día correteando por ahí sin lavárselas…cosas normales que todo niño
debería poder hacer pero que sin embargo, se hacen cada vez menos y gran culpa
de ello la tienen los padres, siempre vigilantes y sobreprotectores no vaya a
ser que el niño se caiga. Pues si se cae, mejor, y si se hace heridas, muchos
mejor, ¡Un llanto, un poco de Mercromina y listo!
Por no hablar de la generación de consentidos que se ha
creado: es fundamental que el niño tenga la Play Station en su cuarto o
cualquier consola similar con todos los últimos juegos de moda y todos los
juguetes del mundo ¿Y cuándo hacen ejercicio? Se han intentado buscar
soluciones, con juegos para la Wii como el Wii Fit, o Wii Sports, pero no es lo
mismo. Los niños deberían salir a la calle a hacer el loco con la bici, los
patines, jugar a liebre, esconderse en setos, y salir llenos de arañazos,
moratones, y heridas, jugar en la calle y en los parques, si es posible y no
hay estúpidas normativas municipales que no dejen jugar a la pelota en parques
y plaza (que las hay); al final, aunque parezca raro, es lo más sensato.

En definitiva, la generación que ahora tanto critica a
la juventud y sus hábitos, es precisamente aquella que la ha creado, con su
falta de consideración y de respeto por la buena educación que no han sabido
transmitir a sus hijos. Así que sólo nos queda intentar cambiar esto volviendo
a muchas buenas costumbres de antaño. En lugar de tanto proteger y maleducar a los niños,
dejemos que jueguen, se diviertan, se tropiecen y se vuelvan a levantar, así es
como se aprende a vivir.
R. Osom
Me ha encantado el artículo. Creo que tienes toda la razón. Los padres de hoy en día ceden constantemente antes sus hijos y acaban dándoles lo que piden siempre.
ResponderEliminarTengo la sensación de que acabarás tendrás a los hijos muy bien educados, Roger Osom.
Muy apropiado el humor gráfico de abajo!